Son las ocho de la noche de un domingo bastante fresco. Me dispongo a entrar en el Café La Academia, ubicado entre Callao y Corrientes, lugar en el que Gustavo me citó para realizar la entrevista. Ni bien entro, allí lo visualizo: Un hombre de mediana edad sentado sólo terminando de dibujar lo que parecer ser una tira cómica. Artista de punta filosa, Gustavo publica sus trabajos en medios de primera línea como Página/12, Rolling Stone, Fierro, Barcelona, Orsai y Telam. Un hombre que no para de dibujar. Un hombre que no para de generar polémica con sus obras. Este es Gustavo Sala, un auténtico hijito de puta.
Tapa de Yo Soy La Morsa Nº50, donde se publicó originalmente esta nota.
¿Cómo y cuándo nació tu pasión por las historietas y el dibujo?
No tengo conciencia de un momento justo en el que nació, me parece que la que te encontras con una particularidad que te da una conexión con el dibujo. Tampoco nació gracias a mi contexto familiar, ya que no hay ningún dibujante ni artista en mi familia. Por una cuestión propia comencé a interesarme en leer a Patoruzú y patoruzito antes que ir a jugar a la pelota, por ejemplo. Fui creciendo y descubriendo grandes baluartes de la Historieta argentina, como Isidoro e Hijitus. Siendo adolescente descubrí la Revista Fierro, y eso constituyó para mí el salto violento a conocer la historieta para adultos, a autores como Juan Giménez, Moebius, Solano López, entre otros. También estaba Juan Sasturain como director de la revista, quien la resucita en 2006. La clásica salió del 84 al 92, con 100 números editados.
¿Qué significa para vos publicar en la actual Fierro, la reencarnación de la Revista de historietas argentina por excelencia, de la cual eras fan en los 80´s?
Para mí fue un sueño cumplido, yo comencé durante el segundo año de esta nueva etapa, en 2007. un sueño para mí. Porque cuando de pendejo conocí la Fierro, me cambió totalmente la cabeza. Yo, que venía de Hijitus y Patoruzú descubrí una revista inaccesible casi prohibida para quella época: oscura, casi porno. Te podías encontrar con tetas, puteadas, drogas, psicodelia, política: era una cosa totalmente deforme en comparación con las tiras infantiles.
Más en el contexto histórico en el que la revista nació, post vuelta democrática…
Por supuesto, porque en los quioscos las tapas de la Fierro no tenían un carajo que ver con nada con las demás revistas, hoy no llaman tanto la atención porque los quioscos venden cualquier cosa, pero en esa época pasar por un puesto de diarios y ver una tapa en donde un robot totalmente oxidado y hecho mierda le agarra una teta a una mina, mezclando como esa cosa de putrefacción y erotismo. Proponía un universo de ciencia ficción pero dentro enmarcado en la realidad social, tomando al conurbano bonaerense como universo.
La vuelta de la revista, además de un sueño hecho realidad para muchos, fue una situación inesperada, porque en ninguna parte del mundo una revista de antología, es decir, con varios autores, seguía con vida- Entonces, con un formato un tanto distinto en comparación de las demás publicaciones y dentro de un contexto aún más ilógico para su vuelta, la revista resucitó. En 2006, Sasturain recupera la licencia y comienza a editarla por Página/12, siendo la revista independiente del diario. En esta nueva etapa de la Fierro, comienzan a ser mezclados autores clásicos de la historieta argentina con autores nuevos, ahí es donde me colé yo.
¿En esa época es cuando comenzaste a publicar?
Sí, fue a finales de 2006, y coincide con la época en la que comienzo a publicar Bife Angosto en el suplemento NO de Página/12, tira que sigue saliendo. De a poco comencé a tener una mayor periodicidad en este laburo, colaborando con revistas reconocidas como La Mano y Genios. En 2009 comencé a publicar regularmente en Rolling Stone, con la tira “Lo que no importa está acá”, y en 2011 comencé a publicar en Revista Barcelona, allí nació la tira Hijitos de Puta.
Y de a poco fuiste encontrando tu estilo…
Exacto. Digamos que siempre voy buscando un formato con un perfil determinado que vaya a tono con cada revista, pero que no se pegue a ninguno de mis otros laburos. Una de las complicaciones es que arranco y no sé a dónde voy a terminar, porque capaz que arranco con una premisa cualquiera y de repente se produce esa tensión entre libertad salvaje y lo acotado que te permite el formato. Hay muchas cosas que podés contar, pero necesitás puede que necesites más espacio que el permitido. Por eso busco temas que puedan explayarse en pocas viñetas, y que funcione.
¿Cómo nació la idea de la tira “Lo que no importa está acá”, teniendo en cuenta la célebre frase de apertura de cada número de la Rolling Stone?
En 2009, me junté con Juan Ortelli , secretario de redacción de la revista, y nos ponemos a pensar en algo para la Rolling, que en ese momento no tenía nada de humor gráfico. Él me comenta sobre la apertura editorial de la revista, llamada “Lo que importa está acá”, y a mí se me ocurrió como contracara “lo que no importa está acá” y esa que fue la primer idea y la que quedó definitivamente. Allí hago algunos chistes y relecturas sobre lo que pasó en el mes dentro del ambiente musical y la farándula televisiva.
Muchos te consideran como el historietista del rock, ¿Estás de acuerdo con ese mote?
Me gusta, pero me parece una exageración. Me parece simpático, me siento cerca de lo nuevo que está pasando con las bandas nuevas. Soy de informarme e ir a ver shows, me siento cercano a ese universo y me parece muy inspiradora e interesante la nueva escena de bandas argentinas. Estamos en un momento del Rock Argentino en el que las bandas tienen nombres alucinantes, nombres que antes eran impensados, como Viva Elástico, El Mató a un Policía Motorizado, La Ola Que Quería Ser Chau, Valentín y Los Volcanes. Me gustan los nombres que te surgieren un universo pero que no te dicen de que se trata musicalmente.
¿Tocás algún instrumento?
Lo puedo tocar, chupar y escupir, pero no hay forma de que saque música (risas). Me parece que tocar un instrumento me parece de una complejidad equivalente a la de manejar una nave espacial. Para mí es una frustración no haber aprendido música, por eso lo que hago es hacer música con los recursos que tengo, canto mis canciones y armo mis proyectos junto al genio de Gonzoide, un músico e historietista proveniente de Haedo. Con el hacemos un dúo que se llama Los Dentistas Tristes, es una especie de pop electrónico, con bases y guitarras acústicas, yo compongo las letras y a veces las melodías. Nos gusta mucho la improvisación, hacer canciones de la nada. Hemos tocado en muestras de historietas y comics, y llegamos a realizar un show en el boliche Ultra.
En Hijitos de Puta tratás temas tales como el incesto, la pedofilia y la necrofilia, ¿qué te lleva a laburar con estas perversiones?
Bueno, para empezar, son temas de interés general (risas). Me parece que Hijitos de Puta es el lugar en donde más me puedo explayar, el lugar más sucio y más salvaje, el más punk de todos.
Cuando desde la revista me proponen publicar una tira nueva, se me ocurrió crear una serie en la que se mantengan los personajes y el universo de la tira, algo con continuidad, a diferencia de lo que venía haciendo. No me terminó saliendo exactamente así pero el tono y algunos personajes respetan una suerte de lógica interna que se mantiene. Para crear esta tira se me ocurrió hacer como el lado hijo de puta de Peanuts (aquella icónica tira que tenía como protagonistas a Snoopy y Charlie Brown), que es una serie que mantiene esa cosa patética y la visión oscura del niño eterno loser, que conlleva la penosa vida Charlie Brown. Se me ocurrió hacer como el lado extremo y zarpado de Peanuts. De a poco le fui encontrando la vuelta hasta que formé un tono y un estilo particular. Esa mezcla entre la crueldad extrema de los niños y la impunidad que los mismos poseen, dan lugar a que uno de los personajes tranquilamente puede prender fuego a un ciruja y tomarlo como un juego.
Un universo totalmente siniestro pero percibido desde la moral de un pibe…
Exacto… (Piensa) Incluso para un humorista adulto de vez en cuando es bueno pensar con la moral de un niño, ya que vivimos acostumbrados a estar contaminados con la corrección política. A veces me pasa que mando un trabajo al editor y pienso “esto no sale ni en pedo”, y a la semana se termina publicando. Por eso pienso que es mejor que te censure el medio antes que lo hagas vos mismo.
¿Utilizás el humor negro como una herramienta de provocación?
No es mi idea provocar a los demás, lo que sí suele suceder es que lo hago sea interpretado que tiene la intención de molestar o generar incomodidad. Un lector frente a una historieta morbosa y extrema se puede divertir, provocarle asco o escandalizarse. Uno nunca sabe qué puede provocar en un lector, porque son muchos y son imposibles de definir. Hay diferentes sensibilidades y no todos entienden el código de la ironía. Si yo hago una historieta de un policía que le pega con un palo en la cabeza a una vieja, la mata y se la coje, no me convierte a mí en eso, jamás le pegaría a una anciana y me la cojería.
¿Y al revés?
¿Cómo?
Cojerla y después matarla…
Sí, eso puede ser (risas). Como te decía, hay gente que hace una lectura literal y convierte al autor en lo que ve dibujado. Creo que la provocación en sí misma no sirve para nada, si para vos, como autor, eso no está comunicando nada no tiene mucho sentido que digamos. Lo de la provocación es casi secundario. A mí me interesa más divertirme y divertir a los demás.
Hablando de provocación, te sorprendió el revuelo que causó la publicación en Bife Angosto de la historieta “David Geto, el DJ de los campos de concentración”?
Eso ocurrió en enero de 2012. Yo, como muchas veces, mientras realizaba la tira, pensé que el editor me lo iba a devolver y a sugerir algo no tan fuerte, y por las dudas elaboré un plan B. Mandé la historieta y nunca recibí comentario alguno del editor y bueno, me olvidé del asunto. Cuando se publica la tira en el suple y empieza repercutir en las redes sociales noté como había sido mal vista. De repente me empiezan a llegar cataratas de mails, desde amenazas de muerte hasta denuncias penales. Al principio traté de contestar a cada uno dándoles a entender que soy humorista y vivo de esto, hasta que en un momento ya se me hizo imposible, porque apretaba “enviar”, volvía a la bandeja de entrada y descubría que tenía 10 mails más sobre el asunto.
¿Cómo se resolvió el asunto?
Un tipo de la comunidad judía ligado al Museo del Holocausto. Empezó a provocarme y fue de uno de los arengadores que pedían por mi cabeza. Yo no pensaba en si mi carrera como historietista se iba a terminar, pensaba en mi cabeza. El tipo en cuestión me dijo que se quería juntar conmigo, finalmente acepté. Nos encontramos en un café, cuando nos pusimos a charlar, cambió completamente la historia. Cuando él me conoció como yo pienso que soy se arrepintió totalmente. Al principio pensaba que yo era el peor nazi de la historia, y cuando empieza a ver y entender el contexto y cómo funcionan ciertos códigos en el humor, empieza a convencer a los miembros de su comunidad de que se habían equivocado conmigo. Allí es cuando me invita al Museo del Holocausto, y como yo no tenía nada que esconder fui cordialmente, hicimos un recorrido por el museo con las autoridades del mismo mientras charlábamos sobre el tema. Por suerte todo quedó en buenos términos, pero en su momento fue una explosión de terror.
Volviendo un poco a la actualidad, estás haciendo radio, ¿No es así?
Así es. Estamos haciendo con los amigos Javier Diz (director editorial de la revista Los Inrockuptibles) y Pablo Conde (Crítico de cine, periodista, también hombre de Los Inrockuptibles) desde hace dos meses un programa de radio que se emite en una radio online muy linda y muy bien armada que se llama Ciclopradio (ciclopradio.com.ar), el programa en cuestión se llama Soy Tu Padre y sale los domingos a las 11 PM. Allí hablamos un poco de la música, cine , libros e historietas que nos gusta a los tres. Mucha improvisación, psicodelia, humor. Hacer radio es algo que me gusta mucho y está bueno para salir un poco de lo estático del laburo de dibujante, y con esa pulsión intensa y viva que te da la radio, lo que producís ahí con la materia orgánica del aire en ese momento. Los chabones la tiene muy clara y yo trato de hacerlo lo peor posible (risas).
Qué le depara al futuro de la carrera de Gustavo Sala?
Tengo un par de proyectos en mente, que aún están en veremos, eso tiene que ver con mi forma de laburar.
En agosto se llevará a cabo la presentación de Bife Angosto III, mi última publicación, que está editado por Ediciones De La Flor. El evento tendrá lugar en la Galería del Patio del Liceo. El libro ya se encuentra disponible para el lector amigo.
Para septiembre está pensando el lanzamiento del libro de “Lo Que Importa Está Acá”, una recopilación de la tira publicada en Rolling Stone más material inédito. La publicación está editada por Moebius Editor, y todavía estamos definiendo temas de tapa y diseño. Y si llegamos, para fines de año lanzaríamos el libro de Hijitos de Puta. Eso es todo.
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Gustavo, que en un rato se juntará a cenar con los miembros de Soy Tu Padre para terminar de redondear los pormenores de una nueva emisión del programa que tendrá lugar a las 23 horas en Ciclop Radio, se está por despedir, pero antes me sugiere realizar la imagen de tapa del número de Yo Soy la Morsa que en este momento ustedes tienen en sus manos. Contento por la propuesta, le digo que me parece una genial idea. Sala se queda un rato mirando al vacío, como quien se encuentra desarrollando una gran idea. Unos segundos después, me mira fijo y exhala un “Listo, ya tengo algo bien morboso en mente”.
Julián Franzil
@SrFranzzo