Psycholecturas Vol. 3: Luci at Harlem´s
Tercer capítulo de PsychoLecturas… Con ustedes, la reina del Palermo Rosa: Luci.
Los minutos se consumían como hojas quemadas. Las irreverentes sombras desteñían el ocaso con sus múltiples abstracciones. Yo, sin ningún otro objetivo que el de contraer sus músculos, me encontraba allí, a la espera de que su sufrimiento cesara… No sabía bien que hacer, hasta que me vislumbró su mirada. Un pedazo de cielo tapaba aquel insoslayable efecto colateral producido por las regurgitantes mareas monoacordes del alba. Y allí se encontraba mi alma. Sin calma.Sólo la razón de lo incomprendido es la virtualidad de las esperanzas endemoniadas. Los sinsabores del crepúsculo enarbolado impactan sobre mi sien cual relámpago enardecido. Habiendo amanecido, los pesares de mi alma se sobrevuelan como buitres al acecho. Desprecio. Eso es lo que siento. Recuerda que sólo entre los albores del desecho, ese gran desecho humano que es la incapacidad de poder dar lo que con más estrepitosa locura posesiva enmarañás entre tus manos sin pretender nada a cambio, se encuentra la verdadera razón de la existencia.
Sus ojos me miraban. Jamás había recibido un deslumbrante pantallazo de claroscuros en tan poco tiempo. Su mirada me partió como si un rayo hubiese desecho todas las circunstancias que me impedían disfrutar de la simple sensación de no estar muerto. Necesitaba luz, quizás solo para desmitificar aquella creencia de que todo lo bueno sucede de noche.
7 A.M. Un fragmento albino de sol se filtraba por las rendijas de la persiana. A las 10 en punto tenía que presentarme en el despacho de PanTriste, a buscar las falsificaciones de los documentos de la aduana, mi pasaporte a la gloria. Sabía que la posibilidad de ser descubierto era altísima, pero no había otra opción que la ilegal. No me quedaba mucho tiempo, entre la ducha, el desayuno y el primer Martini del día, el reloj marcaba las 8 y media.
PanTriste era el mejor ejemplo de como una persona podía sentarle tan bien un apodo de tal magnitud. Parco, sombrío y con una ímpetu que marcaba el paso de los años pero no del fracaso. Gustavo Sclarosky, según reza su documento de identidad, este desafortunado cazador de mujeres en proceso de soltería vitalicia, jamás había conocido una razón para… CONTINU
Lluvia que te vas sin decir nada
Hasta que un día volvés sin anunciar tu llegada
Lluvia que supiste ser causa de tristeza para muchos niños
Hoy solo sos el recuerdo de aquel momento digno
Lluvia, hoy traes a mi memoria muchas historias de un lejano pasado
En el que vivir sin ser feliz se consideraba un grave pecado
Lluvia que hoy no volviste sola y nos trajiste a tu eventual amigo, el frío
Sólo les pido que no se vayan por un buen rato, vengan, quédense conmigo
Augusto Rodriguez. 48 años. Teniente a cargo del Pelotón de Infantería. Nada mal…
Emprendí mi camino por la base enemiga, ejecutando a quien intentara frenar mi paso. Accedí al sistema de información, dispuesto a secuestrar todo tipo de prueba que sirviera para incriminar al Servicio de Inteligencia inglés, culpándolo de tráfico de influencias.
Sin embargo, algo reflotaba en mi cabeza… ¿De qué servía todo esto? ¿Se justificaban tantas muertes para lograr la culpabilidad de un servicio secreto?
Solo el tiempo lo dirá.
Finalmente, caí en la cuenta de que el Poder y la Gloria significaban para el mundo mucho más que la soberanía de unas islas que estaban en disputa desde hacía siglos.
Malvinas ya no era el trofeo de guerra. La Codicia, la ambición de Poder constante, el Orgullo, terminaron convirtiéndose en los ideales que comenzaron a hacer del Mundo la presa facil de la humanidad.
Un pitido me despertó.
El contador de la bomba se había iniciado hacía cinco minutos, dándome la misma cantidad de tiempo para escaparme, antes de que todo se reduciera a cenizas…
Decidí quedarme…
@franzil89
Decile que no estoy, solo si por querer generar un desencuentro me ato a la idea de ser invisible a sus ojos. Mentile sobre mi estado emocional, solo así podrá pensar que no existen razones para que la eterna llama del oprobio seguirá flameando. No le cuentes sobre como estuvo mi día hoy, eso hará que tome nota de mis variaciones sentimentales. Dale un trago al ron, eso hará que tus mentiras sean más creíbles. Si te parece, convidale. Olvidate de tener una chance de aprovecharte de la situación, yo lo vigilo todo. Así como ahora estoy hablando con vos, yo sé lo que quiere, lo que añora, lo que más ama, y lo que con magnánimo desprecio aborrece. No me intentes convencer, lo que pretendés no será posible, no tenés margen, aunque lo intentes. Su existencia me pertenece, tanto así como el aire que entra por mis pulmones. No te necesita, no sabe lo que significa depender de vos, creeme. No representás nada en ese universo impregnado de infinitas constelaciones que constituyen su cerebro. No te quiere, ¿entendiste? Ahora perdete, haceme el favor… ¿O todavía creés que mi desprecio hacia su persona hará que tengas alguna posibilidad? Si así lo crees, ¡adelante! Coincido con vos en que es la mejor decisión. Fuiste hecho para desenredar esa maraña de sentimientos, gritos, sensaciones, inserciones y reinserciones seleccionadas a paciere. Fuiste hecho para ello. Mucha Suerte, mí querido amigo. Pero una cosa más me queda hacerte saber. Olvidate de tocarla. Me pertenece.
Gumbo.
Sus ojos solo podían captar la sensación de inmediatez una vez consumado el acto. Su peripecia a la hora de tomar consideración por sobre los hechos unicamente tenía lugar entre el desayuno y la merienda, lo demás era una cuestión de pudor. Sus reflejos instintivos, ¡Oh, qué reflejos! formaban parte de una inaudita manera de percibir a su entorno, el cual terminaba por constituirla. Esa afrancesada mirada, llena de perversión y locura, la cual no escatimaba en derrochar sus sentimientos más puros, que se volvían impuros, con el paso de los lustros. Esos movimientos de hombros, los cuales demostraban nada más que buenas intenciones cuando de disimular los efectos que los mismos años que tantas incongruencias a su vida trajeron, hoy solo rebulgitan recuerdos en vano, como si de la marea del mar se tratase. Esa pasión por lo desapasionado, por lo triste, por lo banal y por lo injusto a los ojos de los que creían saberlo todo, me recuerda a una triste tarde de otoño, bajo las extensión de un ventanal que apunta a la nada, esperando que de un chispazo un millón de años de civilización hagan y deshagan todos los males de este mundo, incluida tu sensación de poder sobrevivir sin tener que depender de nadie, como si las almas que rondan a tu alrededor no sean más que actores de reparto en esta triste historia de pasquín... Franzil
Deliciosas historias, maravillosamente contadas
“Una revolución es infinitamente más que una una serie de insurrecciones en los campos y en las ciudades; es más que una simple lucha de partidos, por sangrienta que esta sea; más que una batalla en las calles y mucho más que un simple cambio de gobierno (…) Una revolución es la ruina rápida en pocos años, de instituciones que tardaron siglos en arraigarse y que parecían tan estables y tan inmutables que incluso los reformadores más fogosos apenas osaban atacarlas en sus escritos; es la caída y pulverización (…) de todo lo que constituía la esencia de la vida social, religiosa, política y económica de una nación, el abandono de las ideas adquiridas y de las nociones corrientes (…) Es, en fin, la floración de nuevas concepciones igualitarias acerca de las relaciones entre ciudadanos, concepciones que pronto se convierten en realidades, comienzan a irradiar sobre las naciones vecinas, trastornan el mundo y dan al siglo siguiente su orientación, sus problemas, su ciencia, sus líneas de desarrollo económico, político y moral” (Pedro Kropotkin)
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Editorial - Publishing House - Argentina. ISSN: 1853 - 5887 - ISSN PAPEL: 2344-9950 - Indexado a Latindex (folio 23498).
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Poesía y relatos éditos e inéditos por Fernando Ramírez
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